viernes, 9 de enero de 2015

Alli donde nace la corrupción

La gran diferencia entre una dictadura y una democracia es que la dictadura no necesita de la corrupción para que quien ostenta el poder lo haga de manera injusta. A ningún dictador le hace falta recurrir a la corrupción para enriquecerse, le basta con modificar la ley para obtener lo mismo y de esa forma todo lo que hace lo hace en un estado de derecho, que no es más que un estado donde se hace cumplir la ley, sea esta justa o no.

Pareciese que ahora descubrimos la mayoría de los españoles que no todo lo que es legal nos parece ético. Incluso empezamos a pensar que hay algunas cosas que ni siquiera tiene sentido que sean legales ya que la línea de la ética la sobrepasan considerablemente y se pueden encontrar razones para convertirlas en delito.


Pues bien, hemos dejado con nuestra dejadez que robar el dinero de los contribuyentes no sea delito, hemos dejado que robar forme parte del estado de derecho así que no miremos a otra parte cuando buscamos responsables de que algunos chorizos no estén pudriéndose en la cárcel en vez de estar madurando con Jaguars en el garaje y selfies con políticos corruptos. Mirémonos el ombligo a ver qué encontramos. Encontraremos que hemos dejado que en la empresa de todos sea legal pagarse viajes a ver a la novia a cargo del dinero de todos los españoles. También hemos dejado que un partido político cuyos últimos 4 tesoreros han sido acusados e incluso sentenciados por corrupción siga siendo uno de los principales partidos políticos nacionales. Igualmente hemos dejado que con el dinero que se debía pagar la formación de los desempleados se costeasen putas, drogas y juergas, eso sin entrar en gastos menos vergonzantes pero no por ello menos ilegales a ojos de todos.

De todos menos de nosotros los españoles, que hemos visto como esas cosas sucedían y no hemos hecho nada.

Ya es hora de que hagamos algo. Digámonos las cosas a la cara, vayamos al espejo, miremos hacia la figura que éste nos devuelve y carguemos contra ella por las cosas que cualquiera que le conociese bien le podría echar a la cara. Sólo cuando hagamos ese ejercicio de purga podremos empezar a exigirles a los demás que sean verdaderos ciudadanos de un estado democrático.

No hay comentarios:

Publicar un comentario