Esta semana ha habido polémica por unas imágenes recogidas en una playa del sur de Francia. En ellas se veía a una mujer a la que la policía obligaba a desprenderse del burkini, una prenda de baño común en países islámicos que cubre el cuerpo desde la cabeza hasta los tobillos. El ayuntamiento había decidido hace unos días regular la exhibición de símbolos religiosos cuando éstos supusiesen algún problema público, todo redactado de una forma muy ambigua pero que permite a la autoridad exigir la retirada de cualquier símbolo religioso que no les guste. En relación con esta polémica en un comentario de Elpaís.com leo lo siguiente: "¿Y porque si en Arabia no dan libertad a las mujeres para vestir como quieran nosotros debemos hacer lo mismo?".
Sencillo, porque nosotros no somos Arabia y porque consideramos que la libertad de las personas no puede estar supeditada a ciertos prejuicios. Pero eso no quiere decir que no debamos actuar cuando lo creamos oportuno.
Lo primero que tenemos que tener claro es si de verdad creemos que cada cual, no sólo las mujeres, puede vestir como le de la gana donde le de la gana. Lo cierto es que no, eso no se lo cree nadie, ni aquí ni en Arabia. Hay unas etiquetas para cada momento que hacen aceptable o no una vestimenta en un espacio concreto.
En el caso concreto del burkini yo lo tengo claro, cada cual debería poder disfrutar en la playa vestido como quiera. Pero la práctica me dice que ese como quiera queda corregido por una norma que dice que lo hará respetando las normativas locales. normativas del tipo de dónde puedo hacer nudismo y donde no o donde puedo ir con mi perro o donde no. Vestir burkini, pareo o bikini en ningún caso debería ser un problema en una zona de no nudismo pero tomemos la decisión que tomemos al final todo queda supeditado a una regla, quizás injusta, quizás interpretable, pero que es común en nuestra sociedad. La regla dice que uno puede hacer lo que quiera salvo que altere la paz social, momento en el que deberá dejar de hacerlo. Por esa razón en España está permitido emborracharse, drogarse (no en público) o pegarse, incluso es legal ir desnudo por la calle, no es ningún delito mostrar tus atributos sexuales en público. Pero si al hacer cualquiera de esas cosas se genera un altercado por el rechazo de los demás ciudadanos viene la policía y te obliga a dejar de hacerlo y a irte a otro sitio. Ningún policía te pedirá que te vistas si vas desnudo por en medio del campo pero seguro que te detendrán si lo haces frente a un colegio. Da igual aquí si eres cristiano, musulmán o medio pensionista, si se monta un lío por tu actitud es a ti al que se corrige y no a los demás, aunque tu actitud sea legal. Ya digo que en ocasiones puede ser injusto pero quizás sea la única opción a una situación como esa.
Así que ¿debía aquella mujer francesa desvestirse para poder quedarse en la playa? En cualquier otro momento yo diría que no pero en este, con 80 asesinados hace poco más de un mes, con la población hipersensibilizada por el terrorismo y con el islám en el punto de mira (equivocado) de muchos yo me abstendría de hacer ostentación pública de una condición islámica allí donde se puede formar un altercado. Hace unas semanas hubo que intervenir policialmente en un caso parecido, en otra playa se formó una pelea entre familiares de mujeres islámicas y curiosos que las miraban y fotografiaban vestidas con esa prenda, terminó con 5 heridos y varios detenidos. Este caso de Francia no llegó a ese extremo pero parece ser que la gente que rodeaba a la protagonista de este editorial demostraba su disgusto con críticas e insultos hacia ella, aquello no pintaba nada bien y el altercado estaba al caer, así que sí, considero que aquella mujer hizo lo correcto quitándose esa prenda a petición de la policía y ésta hizo bien en pedírselo. Y recordemos, si no quería hacerlo podría haberse retirado igual de vestida que llegó, la obligación de desvestirse sólo era para si insistía en quedarse en la playa. Ante el cariz que estaba tomando el asunto ¿qué otra alternativa había? ¿Dejar que la gente la siguiese criticando hasta que se cansasen o se terminase por generar una trifulca? ¿Multar a todos los que mostraban su desagrado? ¿Dejarla a ella sola en la playa?
Son tristes momentos para la convivencia pero que nadie se confunda, no acertamos al pensar que todo lo que se regula son ataques al islam, al feminismo o a la dignidad. A veces es sencillo y simple sentido común usado para evitar males mayores. La existencia de una normativa facilitó el trabajo de la policía pero de no haber existido el trabajo de los cuerpos de seguridad se habría dirigido a hacerla abandonar la playa por su propio bien. Lo primero es la convivencia y después ya resolveremos problemas existenciales. Debemos pensar que antes de filosofar conviene tener la tripa llena. Vivir constantemente filosofando sobre una utopía puede servir para marcar objetivos pero no resuelve los problemas diarios cuando éstos te estallan en la cara o te pasan por encima como si fuesen un trailer de mercancías.
NOTA: El Consejo de Estado Francés ha revocado la ley creada por el ayuntamiento de esta polémica. Los argumentos dados son que aunque el ayuntamiento tiene potestad para ordenar leyes con el fin de preservar el orden público éstas deberán ser ajustadas y proporcionales a las necesidades de dicho orden. En este caso no encuentran razones de riesgos probados para que esas leyes se tengan que aplicar así que obliga a la retirada de las mismas.
Por el auto se extrae que es una cuestión de niveles de desorden, consideran que no hay tanto riesgo de disturbios y por lo tanto no se justifica la medida, que les parece excesiva por afectar a algunos derechos fundamentales.
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