Esta semana ha habido polémica por unas imágenes recogidas en una playa del sur de Francia. En ellas se veía a una mujer a la que la policía obligaba a desprenderse del burkini, una prenda de baño común en países islámicos que cubre el cuerpo desde la cabeza hasta los tobillos. El ayuntamiento había decidido hace unos días regular la exhibición de símbolos religiosos cuando éstos supusiesen algún problema público, todo redactado de una forma muy ambigua pero que permite a la autoridad exigir la retirada de cualquier símbolo religioso que no les guste. En relación con esta polémica en un comentario de Elpaís.com leo lo siguiente: "¿Y porque si en Arabia no dan libertad a las mujeres para vestir como quieran nosotros debemos hacer lo mismo?".
Sencillo, porque nosotros no somos Arabia y porque consideramos que la libertad de las personas no puede estar supeditada a ciertos prejuicios. Pero eso no quiere decir que no debamos actuar cuando lo creamos oportuno.
Lo primero que tenemos que tener claro es si de verdad creemos que cada cual, no sólo las mujeres, puede vestir como le de la gana donde le de la gana. Lo cierto es que no, eso no se lo cree nadie, ni aquí ni en Arabia. Hay unas etiquetas para cada momento que hacen aceptable o no una vestimenta en un espacio concreto.
En el caso concreto del burkini yo lo tengo claro, cada cual debería poder disfrutar en la playa vestido como quiera. Pero la práctica me dice que ese como quiera queda corregido por una norma que dice que lo hará respetando las normativas locales. normativas del tipo de dónde puedo hacer nudismo y donde no o donde puedo ir con mi perro o donde no. Vestir burkini, pareo o bikini en ningún caso debería ser un problema en una zona de no nudismo pero tomemos la decisión que tomemos al final todo queda supeditado a una regla, quizás injusta, quizás interpretable, pero que es común en nuestra sociedad. La regla dice que uno puede hacer lo que quiera salvo que altere la paz social, momento en el que deberá dejar de hacerlo. Por esa razón en España está permitido emborracharse, drogarse (no en público) o pegarse, incluso es legal ir desnudo por la calle, no es ningún delito mostrar tus atributos sexuales en público. Pero si al hacer cualquiera de esas cosas se genera un altercado por el rechazo de los demás ciudadanos viene la policía y te obliga a dejar de hacerlo y a irte a otro sitio. Ningún policía te pedirá que te vistas si vas desnudo por en medio del campo pero seguro que te detendrán si lo haces frente a un colegio. Da igual aquí si eres cristiano, musulmán o medio pensionista, si se monta un lío por tu actitud es a ti al que se corrige y no a los demás, aunque tu actitud sea legal. Ya digo que en ocasiones puede ser injusto pero quizás sea la única opción a una situación como esa.
Así que ¿debía aquella mujer francesa desvestirse para poder quedarse en la playa? En cualquier otro momento yo diría que no pero en este, con 80 asesinados hace poco más de un mes, con la población hipersensibilizada por el terrorismo y con el islám en el punto de mira (equivocado) de muchos yo me abstendría de hacer ostentación pública de una condición islámica allí donde se puede formar un altercado. Hace unas semanas hubo que intervenir policialmente en un caso parecido, en otra playa se formó una pelea entre familiares de mujeres islámicas y curiosos que las miraban y fotografiaban vestidas con esa prenda, terminó con 5 heridos y varios detenidos. Este caso de Francia no llegó a ese extremo pero parece ser que la gente que rodeaba a la protagonista de este editorial demostraba su disgusto con críticas e insultos hacia ella, aquello no pintaba nada bien y el altercado estaba al caer, así que sí, considero que aquella mujer hizo lo correcto quitándose esa prenda a petición de la policía y ésta hizo bien en pedírselo. Y recordemos, si no quería hacerlo podría haberse retirado igual de vestida que llegó, la obligación de desvestirse sólo era para si insistía en quedarse en la playa. Ante el cariz que estaba tomando el asunto ¿qué otra alternativa había? ¿Dejar que la gente la siguiese criticando hasta que se cansasen o se terminase por generar una trifulca? ¿Multar a todos los que mostraban su desagrado? ¿Dejarla a ella sola en la playa?
Son tristes momentos para la convivencia pero que nadie se confunda, no acertamos al pensar que todo lo que se regula son ataques al islam, al feminismo o a la dignidad. A veces es sencillo y simple sentido común usado para evitar males mayores. La existencia de una normativa facilitó el trabajo de la policía pero de no haber existido el trabajo de los cuerpos de seguridad se habría dirigido a hacerla abandonar la playa por su propio bien. Lo primero es la convivencia y después ya resolveremos problemas existenciales. Debemos pensar que antes de filosofar conviene tener la tripa llena. Vivir constantemente filosofando sobre una utopía puede servir para marcar objetivos pero no resuelve los problemas diarios cuando éstos te estallan en la cara o te pasan por encima como si fuesen un trailer de mercancías.
NOTA: El Consejo de Estado Francés ha revocado la ley creada por el ayuntamiento de esta polémica. Los argumentos dados son que aunque el ayuntamiento tiene potestad para ordenar leyes con el fin de preservar el orden público éstas deberán ser ajustadas y proporcionales a las necesidades de dicho orden. En este caso no encuentran razones de riesgos probados para que esas leyes se tengan que aplicar así que obliga a la retirada de las mismas.
Por el auto se extrae que es una cuestión de niveles de desorden, consideran que no hay tanto riesgo de disturbios y por lo tanto no se justifica la medida, que les parece excesiva por afectar a algunos derechos fundamentales.
Aquí, pasando calor...
"Hay gentes tan llenas de sentido común, que no les queda el más pequeño rincón para el sentido propio".
Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.
viernes, 26 de agosto de 2016
martes, 10 de noviembre de 2015
El día que Cataluña se equivocó
El 9 de noviembre de 2015 fue el día que Cataluña se equivocó.
Lo que Cataluña hizo ayer lo lleva haciendo España los últimos 4 años así que aquí culpables somos todos pero el de ayer era el día D. El día en el que aun estábamos a tiempo para que los dos trenes que llevan cuatro años lanzados en sentidos opuestos hacia un mismo punto de encuentro pudiesen ser frenados y evitar la colisión. El gobierno español lleva cuatro años obviando que cada día que ha dejado pasar sin afrontar este asunto es un día D desperdiciado, más de mil oportunidades perdidas en una sola legislatura de mayoría absoluta del PP. Conviene tenerlo muy en cuenta a la hora de valorar las responsabilidades de cada uno, incluidos sus votantes. Pero por desgracia para todos la mitad del parlamento catalán hizo que ayer se acabasen los días D.
Se equivocaron todos los catalanes al dejar que tuviese lugar el acto más ilógico de todos los que se llevan tiempo dando. Hasta la fecha de ayer el independentismo catalán estaba rodeado de un aura de ajuste a la legalidad y al sentido común que le había grajeado todo tipo de apoyos. Incluso dentro de la opinión pública española, claramente contraria a la división del estado, una importante mayoría se ha mostrado favorable a realizar una consulta para saber en qué situación estamos y al mismo tiempo satisfacer las reclamaciones de gran número de catalanes. Alguno puede pensar que a estos últimos tampoco les ha valido de mucho comportarse de manera responsable y ajustada a las leyes nacionales en los últimos años pero esto no es así. Un ejemplo de ello es el cambio de la opinión pública española con respecto a la realización de la consulta. Pero han obviado esos cambio y con la decisión de ayer tomaron un camino que ni todos los que simpatizan con los partidos independentistas apoyan ni nadie dentro y fuera de España lo entiende.
La decisión de saltarse la legalidad y considerar que se puede llevar a buen puerto un proceso que se realiza fuera de los límites establecidos por todos como imprescindibles para garantizar que se respetan los derechos de todos los ciudadanos es un error que les supondrá su derrota ante la opinión pública y que a la vez volverá a hacer que el proceso se encalle.
Era básico y esencial que cualquier proceso independentista pudiese contar con la opinión favorable de cualquier observador internacional y el paso dado ayer va justo en la dirección contraria. Nadie entiende que una minoría de catalanes pretenda dar legitimidad a un proceso que vulnera como poco los derechos de más del 51% de sus ciudadanos.
Los representantes de JPS y las CUPs se escudan en que cumplen con el mandato que las urnas les han impuesto pero se olvidan mal intencionadamente de que ese mandato está obligado a respetar los derechos del 100% de los ciudadanos, no sólo de los que les votaron. No digo que tengan que defender las pretensiones de todos los catalanes, lo cual es un sin sentido, digo que hagan lo que hagan lo deben hacer asegurándose de que no violan los derechos de ni uno sólo de aquellos que les ceden el poder de legislar y gobernar en su nombre. Obvian que si están como representantes del pueblo en el parlamento catalán es porque hay una ley que al tiempo que les legitima para ello les obliga a respetar otras muchas partes de la ley que se están saltando. No se puede uno justificar en una ley al tiempo que se salta dicha ley. Ningún mandato puede realizarse de espaldas a principios de un derecho que los mismos catalanes se han otorgado. Se llega hasta la ilógica situación de que se amparan en que los catalanes se quieren regir sólo por leyes que emanen del parlamento catalán pero al hacerlo de la manera en que lo hacen violan las leyes que los propios catalanes se han otorgado.
Es cierto que para llegar a esta situación de choque de trenes hace falta que los dos maquinistas estén de acuerdo con no frenar sus comboyes y que por ello los dos son responsables de la catástrofe pero se podría decir que hasta ayer la vía por la que iban se estiraba al mismo ritmo que los trenes se iban aproximando con lo que el choque se estaba evitando dando tiempo a detener el impacto. Desde ayer uno de los maquinistas ha hecho que eso ya no sea así porque además se ha tirado del tren dejándolo en marcha en dirección a encontrarse con su alter ego.
Es muy probable que los españoles, en esta próxima convocatoria de elecciones, des suficientes apoyos a los partidos que apoyan la realización de una consulta catalana. Hace tiempo que se aprecia que los españoles son favorables a que haya un verdadero día D con forma de referendum. Ahora que en España había muchas posibilidades reales de que el próximo gobierno nacional autorizase una consulta catalana el tren del Parlament ya no puede frenar a tiempo y de eso sólo hay una responsable. Cataluña y los catalanes.
Lo que Cataluña hizo ayer lo lleva haciendo España los últimos 4 años así que aquí culpables somos todos pero el de ayer era el día D. El día en el que aun estábamos a tiempo para que los dos trenes que llevan cuatro años lanzados en sentidos opuestos hacia un mismo punto de encuentro pudiesen ser frenados y evitar la colisión. El gobierno español lleva cuatro años obviando que cada día que ha dejado pasar sin afrontar este asunto es un día D desperdiciado, más de mil oportunidades perdidas en una sola legislatura de mayoría absoluta del PP. Conviene tenerlo muy en cuenta a la hora de valorar las responsabilidades de cada uno, incluidos sus votantes. Pero por desgracia para todos la mitad del parlamento catalán hizo que ayer se acabasen los días D.

La decisión de saltarse la legalidad y considerar que se puede llevar a buen puerto un proceso que se realiza fuera de los límites establecidos por todos como imprescindibles para garantizar que se respetan los derechos de todos los ciudadanos es un error que les supondrá su derrota ante la opinión pública y que a la vez volverá a hacer que el proceso se encalle.
Era básico y esencial que cualquier proceso independentista pudiese contar con la opinión favorable de cualquier observador internacional y el paso dado ayer va justo en la dirección contraria. Nadie entiende que una minoría de catalanes pretenda dar legitimidad a un proceso que vulnera como poco los derechos de más del 51% de sus ciudadanos.
Los representantes de JPS y las CUPs se escudan en que cumplen con el mandato que las urnas les han impuesto pero se olvidan mal intencionadamente de que ese mandato está obligado a respetar los derechos del 100% de los ciudadanos, no sólo de los que les votaron. No digo que tengan que defender las pretensiones de todos los catalanes, lo cual es un sin sentido, digo que hagan lo que hagan lo deben hacer asegurándose de que no violan los derechos de ni uno sólo de aquellos que les ceden el poder de legislar y gobernar en su nombre. Obvian que si están como representantes del pueblo en el parlamento catalán es porque hay una ley que al tiempo que les legitima para ello les obliga a respetar otras muchas partes de la ley que se están saltando. No se puede uno justificar en una ley al tiempo que se salta dicha ley. Ningún mandato puede realizarse de espaldas a principios de un derecho que los mismos catalanes se han otorgado. Se llega hasta la ilógica situación de que se amparan en que los catalanes se quieren regir sólo por leyes que emanen del parlamento catalán pero al hacerlo de la manera en que lo hacen violan las leyes que los propios catalanes se han otorgado.
Es cierto que para llegar a esta situación de choque de trenes hace falta que los dos maquinistas estén de acuerdo con no frenar sus comboyes y que por ello los dos son responsables de la catástrofe pero se podría decir que hasta ayer la vía por la que iban se estiraba al mismo ritmo que los trenes se iban aproximando con lo que el choque se estaba evitando dando tiempo a detener el impacto. Desde ayer uno de los maquinistas ha hecho que eso ya no sea así porque además se ha tirado del tren dejándolo en marcha en dirección a encontrarse con su alter ego.
Es muy probable que los españoles, en esta próxima convocatoria de elecciones, des suficientes apoyos a los partidos que apoyan la realización de una consulta catalana. Hace tiempo que se aprecia que los españoles son favorables a que haya un verdadero día D con forma de referendum. Ahora que en España había muchas posibilidades reales de que el próximo gobierno nacional autorizase una consulta catalana el tren del Parlament ya no puede frenar a tiempo y de eso sólo hay una responsable. Cataluña y los catalanes.
lunes, 2 de marzo de 2015
Le llamaban Fado
No recordaba desde cuando le llamaban Fado. No le gustaba pero nadie que le hubiese conocido en los últimos años sabía otra forma de llamarle. Pocos conocían que su verdadero nombre era Javier, Javi para su madre y sus hermanas. De hecho hacía años que nadie le llamaba Javier, aquello era un accidente en su carnet de identidad. La última persona que le llamó así fue la profesora de aquel colegio del que salió sin terminar los estudios de educación básica. De aquello hacía tanto. Fabiola ni siquiera había nacido y ya hacía unos meses que se había convertido en toda una mujer.
Ser el único hombre en una familia con seis mujeres le había convertido en un mimado. Su madre se desvivía por él y sus hermanas no eran menos. No digamos ya su hija quien incluso en aquellos momentos de pubertad estaba platónica y complétamente enamorada de él. Era el rey de la casa. Ni siquiera le reprochaban que siendo el único hombre no llevase un salario fijo a casa. Tampoco le reprocharon nada cuando decidió asumir su responsabilidad para con Fabiola el día que su madre les anunció que estaba preñada. Fabiola llegó a su vida como llega el otoño a aquél laberinto de chabolas destartaladas, sin grandes cambios pero sabiendo que lo bueno del verano se había acabado y que pronto llegaría el mal tiempo. Aun así Fado no tuvo ninguna duda sobre lo que tenía que hacer. Con catorce años tampoco es que se sepa muy bien qué te deparará la vida de padre de familia pobre en Ecuador pero Fado pensó que aquello no podía ser más difícil que aprender las dichosas ecuaciones del colegio. Por eso convenció a su madre para que aceptase que Jomara y Fabiola se quedasen a vivir con ellos.
Jomara los abandonó dos días después de que Fabiola cumpliese su cuarto cumpleaños. Dejó a la niña y a su padre comprando en el mercado, dijo que iba a buscar algo que se le había olvidado y no supieron más de ella. Llamó varios meses después. Había conseguido llegar ilegalmente a España y no pensaba volver. Sólo quería saber si podían enviarle algo de dinero. Debía mucho a quienes la llevaron de Guayaquil a Barcelona y los trabajos que conseguía no le permitían vivir y cancelar su deuda al mismo tiempo. Fado no contaba con dinero para mandarle pero consiguió que unos primos que residían en Valencia le prestasen algo "para ir tirando". No debió ser suficiente porque volvió a llamarle varias veces pero ya no pudo hacer más por ella. Fado supo al poco tiempo que ejercía de puta en El Rabal de Barcelona.
Su hermana mayor también se marchó. Ella sí se despidió, de todos sin excepción pero en especial de él. Fue difícil para ambos. Se llevaban tan sólo 11 meses de diferencia y siempre habían sido uña y carne para todo. Sarai había encontrado a un enfermero argentino que le ofrecia pasión y conocer la Pampa a la grupa de su moto. Ella pensó que su vida no podía empeorar mucho más en los brazos de aquel hombre mucho más de lo mala que ya era y se fue con él. Fado le entregó antes unos cuantos dólares que consiguió haciendo un par de "recados" como a él le gustaba referirse a las veces que conseguía trabajo recolectando marihuana. No pagaban mucho pero se podía quedar con algunas flores y eso le daba para algún capricho y varias tardes de tranquilidad. Aquella vez lo vendió todo para darle el dinero a Sarai mientras le decía: "Guardatelo bien. Si te cansas de él o te pega, te vuelves en el primer tren". Se despidieron con un llorado beso en los morros.
Consciente como era de que su vida no había sido un camino de rosas no vivía preocupado por ello. Su madre y sus hermanas tenían salud, su hija, preciosa, estaba a punto de terminar los estudios que él no pudo y en lo personal desde hacía meses se estaba beneficiando a una forestal de Alobamba que tenía las tetas más deliciosas que jamás había probado. Una vez un amigo le dijo lo que eran los fados y no le gustó pensar que su apodo tenía alguna relación con lo que había sido su vida. Desde entonces siempre quiso que le hubieran llamado de cualquier otra forma.
Una día, muy temprano, consiguió que le firmasen un contrato como conductor de reparto de una camioneta de bebidas. Tendría trabajo los próximos seis meses. Fue a comprar un cochino y unas habas para hacer un hornado en casa, la comida favorita de Fabiola. A la tarde su hermana llamó a casa para decirles que ella y el argentino estaban bañándose en Lago Pelegrini, en Cinco Saltos. A la noche, en casa de la forestal, en su cama, mientras disfrutaba de sus deliciosas tetas, justo en aquel preciso momento, decidió no volver a atender a aquel apodo de Fado. Aquel mismo día decidió, recordando su canción favorita de Elvis, que a partir de entonces le llamarían Bossanova.
Ser el único hombre en una familia con seis mujeres le había convertido en un mimado. Su madre se desvivía por él y sus hermanas no eran menos. No digamos ya su hija quien incluso en aquellos momentos de pubertad estaba platónica y complétamente enamorada de él. Era el rey de la casa. Ni siquiera le reprochaban que siendo el único hombre no llevase un salario fijo a casa. Tampoco le reprocharon nada cuando decidió asumir su responsabilidad para con Fabiola el día que su madre les anunció que estaba preñada. Fabiola llegó a su vida como llega el otoño a aquél laberinto de chabolas destartaladas, sin grandes cambios pero sabiendo que lo bueno del verano se había acabado y que pronto llegaría el mal tiempo. Aun así Fado no tuvo ninguna duda sobre lo que tenía que hacer. Con catorce años tampoco es que se sepa muy bien qué te deparará la vida de padre de familia pobre en Ecuador pero Fado pensó que aquello no podía ser más difícil que aprender las dichosas ecuaciones del colegio. Por eso convenció a su madre para que aceptase que Jomara y Fabiola se quedasen a vivir con ellos.
Jomara los abandonó dos días después de que Fabiola cumpliese su cuarto cumpleaños. Dejó a la niña y a su padre comprando en el mercado, dijo que iba a buscar algo que se le había olvidado y no supieron más de ella. Llamó varios meses después. Había conseguido llegar ilegalmente a España y no pensaba volver. Sólo quería saber si podían enviarle algo de dinero. Debía mucho a quienes la llevaron de Guayaquil a Barcelona y los trabajos que conseguía no le permitían vivir y cancelar su deuda al mismo tiempo. Fado no contaba con dinero para mandarle pero consiguió que unos primos que residían en Valencia le prestasen algo "para ir tirando". No debió ser suficiente porque volvió a llamarle varias veces pero ya no pudo hacer más por ella. Fado supo al poco tiempo que ejercía de puta en El Rabal de Barcelona.
Su hermana mayor también se marchó. Ella sí se despidió, de todos sin excepción pero en especial de él. Fue difícil para ambos. Se llevaban tan sólo 11 meses de diferencia y siempre habían sido uña y carne para todo. Sarai había encontrado a un enfermero argentino que le ofrecia pasión y conocer la Pampa a la grupa de su moto. Ella pensó que su vida no podía empeorar mucho más en los brazos de aquel hombre mucho más de lo mala que ya era y se fue con él. Fado le entregó antes unos cuantos dólares que consiguió haciendo un par de "recados" como a él le gustaba referirse a las veces que conseguía trabajo recolectando marihuana. No pagaban mucho pero se podía quedar con algunas flores y eso le daba para algún capricho y varias tardes de tranquilidad. Aquella vez lo vendió todo para darle el dinero a Sarai mientras le decía: "Guardatelo bien. Si te cansas de él o te pega, te vuelves en el primer tren". Se despidieron con un llorado beso en los morros.
Una día, muy temprano, consiguió que le firmasen un contrato como conductor de reparto de una camioneta de bebidas. Tendría trabajo los próximos seis meses. Fue a comprar un cochino y unas habas para hacer un hornado en casa, la comida favorita de Fabiola. A la tarde su hermana llamó a casa para decirles que ella y el argentino estaban bañándose en Lago Pelegrini, en Cinco Saltos. A la noche, en casa de la forestal, en su cama, mientras disfrutaba de sus deliciosas tetas, justo en aquel preciso momento, decidió no volver a atender a aquel apodo de Fado. Aquel mismo día decidió, recordando su canción favorita de Elvis, que a partir de entonces le llamarían Bossanova.
sábado, 7 de febrero de 2015
No basta parecerlo, hay que serlo.
Van pasando las semanas y cada vez están más cerca las diferentes elecciones que se nos vienen encima este año. Las andaluzas en marzo, las municipales y autonómicas en mayo, catalanas en septiembre y las nacionales que se espera sean en noviembre.
Este año va a ser toda una montaña rusa para la vida de los españoles que seguimos la política nacional con interés. En esa montaña el vagón que más atención está suscitando es en el que va el grupo de Podemos al que los demás partidos llevan tiempo apuntando con sus escopetas de feria, en justa respuesta a sus acusaciones de casta, y por fin han encontrado el momento oportuno para ir disparandole y no con tapones de corcho precísamente. Ese momento lo ha generado el ministro de hacienda, Montoro, al poner "desinteresadamente" el ojo sobre las cuentas del tercero en poder dentro del partido político.
Juan Carlos Monedero, al que habría que llamar il trovatore por sus repetidas intervenciones cantarinas ante su electorado, lleva tiempo siendo acusado de no declarar a hacienda ciertos trabajos por los que llegó a cobrar más de 400.000 euros, cifra nada desdeñable incluso para cualquier trabajo de asesoría política que se realice para cualquier gobierno. Desde que los técnicos de la administración tributaria pusieron "casualmente" su vista sobre las cuentas del político cantarín éste se ha defendido de las acusaciones como gato panza arriba, incluso con notables notas de soberbia, llegando a envalentonarse acusando al ministro del ramo de ir a por él y de haberle declarado la guerra a su partido a través de él.
Dejaré a parte lo zafio del ministro Montoro, ya conocido por sus abusos de poder amenazando siempre que quiere con poner a sus lacayos a trabajar para encontrar errores en las declaraciones de sus críticos. Este personaje, digno del señor Burns de los Simpsons me merece todo mi desprecio pero no es él el objetivo de este artículo.
Monedero presentó batalla a las acusaciones de fraude fiscal y lo hizo envalentonado y soberbio. Algunos creímos ver justificada esa actitud. Cualquiera de nosotros que supiese que tiene sus cuentas al corriente con la administración se sentiría igual de ofendido ante una acusación como la que se hizo sobre él. Pero en los últimos días se ha sabido que Monedero ha presentado una declaración complementaria a hacienda en la que ha pagado la nada despreciable cifra de 200.000 euros y pide que le devuelvan lo que tributó según él erróneamente con anterioridad. Hay una diferencia de más de 100.000 euros que este señor pretendió ahorrarse en impuestos y tributó de una manera incorrecta lo que ahora ha pagado correctamente.
Se puede decir que tras esta revisión no hay delito cometido por parte del trovatore pero eso no quita ese saborcillo a traición y rancia mentira que sobre él pesa desde este momento. Sin entrar en el aun inexistente programa electoral de Podemos sin duda se puede hablar de que ellos se han presentado como el partido regenerador, el que supone una nueva forma de hacer las cosas, siempre en base a una estricta exigencia de cumplimiento con la legalidad que exigen a los demás políticos y por ende a todos los ciudadanos. Esa exigencia, como ellos mismos predican, ha de empezar por uno mismo y a la vista de los acontecimientos parece ser que no todos están practicando el ejemplo de la misma forma.
A cualquier español al que se le revisase su historial de pecados con la administración sería sencillo encontrarle algunos muy comunes. Facturas sin iva, cobros en b, escrituraciones de inmuebles o vehículos inferiores al precio pagado, son ejemplos muy frecuentes. Lo que no es frecuente es que alguien que sabe que ha cometido ese tipo de fraude a la hacienda pública se presente como adalid de la lucha contra el político o el empresario defraudador. Mucho menos lo es que lo haga enfrentándose de esa forma a todo el ministerio de hacienda. Eso que ha hecho el divo Monedero le va a poner en el punto de mira de todos los que le apoyábamos en sus diatribas anti corruptos. Con sus brabuconerías nos hizo creer que estaba siendo acusado injústamente de algo que no cometió pero sus actos han revelado que, aunque se pueda tratar de un claro caso de ajuste de cuentas malintencionado por parte del ministro, sigue tratándose de un caso de fraude fiscal, de desajuste si se quiere ser condescendiente, pero eso debería haber hecho que Monedero hubiese actuado de otra forma, menos treatral y más real. Debería haber anunciado que revisaría públicamente sus propias cuentas y que si se encontrase que había cometido algún error fiscal lo resolvería sin demora pidiendo disculpas por ello. Pero Monedero prefirió convertir este tema en un asunto personal y lo llevó a la escena pública como no debe hacerse. Quiso presentarse como víctima de una injusticia y teatralizó en exceso su ofensa. Eso ahora hace que si uno busca en google "fraude a hacienda" lo primero que salga sea su imagen y la noticia de su complementaria.
Se le olvidó el conocido dicho con el que se dice que Cesar se divorció de Pompeya Sila. Debió haberlo recordado y habérselo aplicado a sí mismo con un ligero cambio.
Este año va a ser toda una montaña rusa para la vida de los españoles que seguimos la política nacional con interés. En esa montaña el vagón que más atención está suscitando es en el que va el grupo de Podemos al que los demás partidos llevan tiempo apuntando con sus escopetas de feria, en justa respuesta a sus acusaciones de casta, y por fin han encontrado el momento oportuno para ir disparandole y no con tapones de corcho precísamente. Ese momento lo ha generado el ministro de hacienda, Montoro, al poner "desinteresadamente" el ojo sobre las cuentas del tercero en poder dentro del partido político.
Juan Carlos Monedero, al que habría que llamar il trovatore por sus repetidas intervenciones cantarinas ante su electorado, lleva tiempo siendo acusado de no declarar a hacienda ciertos trabajos por los que llegó a cobrar más de 400.000 euros, cifra nada desdeñable incluso para cualquier trabajo de asesoría política que se realice para cualquier gobierno. Desde que los técnicos de la administración tributaria pusieron "casualmente" su vista sobre las cuentas del político cantarín éste se ha defendido de las acusaciones como gato panza arriba, incluso con notables notas de soberbia, llegando a envalentonarse acusando al ministro del ramo de ir a por él y de haberle declarado la guerra a su partido a través de él.
Dejaré a parte lo zafio del ministro Montoro, ya conocido por sus abusos de poder amenazando siempre que quiere con poner a sus lacayos a trabajar para encontrar errores en las declaraciones de sus críticos. Este personaje, digno del señor Burns de los Simpsons me merece todo mi desprecio pero no es él el objetivo de este artículo.
Monedero presentó batalla a las acusaciones de fraude fiscal y lo hizo envalentonado y soberbio. Algunos creímos ver justificada esa actitud. Cualquiera de nosotros que supiese que tiene sus cuentas al corriente con la administración se sentiría igual de ofendido ante una acusación como la que se hizo sobre él. Pero en los últimos días se ha sabido que Monedero ha presentado una declaración complementaria a hacienda en la que ha pagado la nada despreciable cifra de 200.000 euros y pide que le devuelvan lo que tributó según él erróneamente con anterioridad. Hay una diferencia de más de 100.000 euros que este señor pretendió ahorrarse en impuestos y tributó de una manera incorrecta lo que ahora ha pagado correctamente.
Se puede decir que tras esta revisión no hay delito cometido por parte del trovatore pero eso no quita ese saborcillo a traición y rancia mentira que sobre él pesa desde este momento. Sin entrar en el aun inexistente programa electoral de Podemos sin duda se puede hablar de que ellos se han presentado como el partido regenerador, el que supone una nueva forma de hacer las cosas, siempre en base a una estricta exigencia de cumplimiento con la legalidad que exigen a los demás políticos y por ende a todos los ciudadanos. Esa exigencia, como ellos mismos predican, ha de empezar por uno mismo y a la vista de los acontecimientos parece ser que no todos están practicando el ejemplo de la misma forma.
A cualquier español al que se le revisase su historial de pecados con la administración sería sencillo encontrarle algunos muy comunes. Facturas sin iva, cobros en b, escrituraciones de inmuebles o vehículos inferiores al precio pagado, son ejemplos muy frecuentes. Lo que no es frecuente es que alguien que sabe que ha cometido ese tipo de fraude a la hacienda pública se presente como adalid de la lucha contra el político o el empresario defraudador. Mucho menos lo es que lo haga enfrentándose de esa forma a todo el ministerio de hacienda. Eso que ha hecho el divo Monedero le va a poner en el punto de mira de todos los que le apoyábamos en sus diatribas anti corruptos. Con sus brabuconerías nos hizo creer que estaba siendo acusado injústamente de algo que no cometió pero sus actos han revelado que, aunque se pueda tratar de un claro caso de ajuste de cuentas malintencionado por parte del ministro, sigue tratándose de un caso de fraude fiscal, de desajuste si se quiere ser condescendiente, pero eso debería haber hecho que Monedero hubiese actuado de otra forma, menos treatral y más real. Debería haber anunciado que revisaría públicamente sus propias cuentas y que si se encontrase que había cometido algún error fiscal lo resolvería sin demora pidiendo disculpas por ello. Pero Monedero prefirió convertir este tema en un asunto personal y lo llevó a la escena pública como no debe hacerse. Quiso presentarse como víctima de una injusticia y teatralizó en exceso su ofensa. Eso ahora hace que si uno busca en google "fraude a hacienda" lo primero que salga sea su imagen y la noticia de su complementaria.
Se le olvidó el conocido dicho con el que se dice que Cesar se divorció de Pompeya Sila. Debió haberlo recordado y habérselo aplicado a sí mismo con un ligero cambio.
La mujer del Cesar no sólo debe parecer honrada si no que ha de serlo.
miércoles, 21 de enero de 2015
Yo habría terminado durmiendo en el cuartel

Si yo hubiese huido los funcionarios me hubiesen detenido a la carrera sin dejarme llegar a casa. Si yo hubiese golpeado con mi coche al coche de un policía autonómico estaría aun pagando los desperfectos con mi salario. Si yo hubiese tirado la moto de un guardia urbano al suelo habría pasado la noche en el cuartel y hoy tendría pendiente alguna cuenta con la justicia.
Y esta vieja aristocrática consentida se va a ir de rositas porque un juez no ve que halla uniformidad en las declaraciones de los policías que asistieron al asunto. Ha bastado que uno de los policías declarase que no era consciente de que estuviesen persiguiendo a un coche fugado para que el juez no vea swlito en lo que la sexagenaria hizo.
De nada sirven las imágenes que demuestran que el coche policial persiguió a la carca hasta la misma puerta de su casa. Ni las grabaciones de audio de la policía dando parte de la huida. Tampoco han servido las propias declaraciones de la presidenciada en los medios al día siguiente en las que ella misma reconocía que la policía no la dejó marchar y que ella tomó la iniciativa de irse pese a la negativa de los guardias. Tampoco debió ver al coche de policía corriendo tras ella con las luces dadas. Y cuando llegó a su casa le debió parecer normal dar un golpe con su coche a un coche de la policía y esconderse en su casa como si de un conejo que huye de un halcón se tratase.
Mientras que para el resto de los mortales la declaración de un miembro de la policía supone un plus de veracidad que se le niega al resto, el instructor del caso de esta señorona afirma que "existen dudas serias acerca de la credibilidad de estos". Toda una declaración favorable a quien wn wl futuro desee desacreditar a nuestras fuerzas de seguridad.
Incluso llegó a acusar a los policías de machistas y malintencionados.
http://www.20minutos.es/noticia/2104855/0/esperanza-aguirre/multa-explicaciones-declaraciones/fuga-moto/
Esta mentirosa debería haber terminado en la comisaría aquél mismo día, hoy debería tener cuentas pendientes con la justicia y dentro de unos meses debería ser juzgada por desobediencia. Mientras que la ley española es igual para todos los españoles resulta que los juzgados y sus decisiones no lo son. Como dijo alguien esta justicia es más igual para unos que para otros.
Esta mantenida por todos lo sabe y de ello hace demostración en sus excesos. Me la imagino en las pasadas cenas de navidad vanagloriándose ante sus amistades de haber hecho todo lo que hizo a sabiendas de que no le pasaría nada, sabiéndose impune e incuestionable. Las diferencias entre esta energúmena y el chorizo callejero cazado in fraganti por los policías ese que se mofa ante su víctima de que entrará en la comisaría por una puerta y saldrá por otra sin que le pase nada, son que ésta no ha pasado ni siquiera por la comisaría.
Ahora que por fin los políticos están empezando a ver asomar las orejas al lobo en cuanto a lo que los ciudadanos les reclaman en sus funciones públicas parece ser que lo mismo les ha llegado la hora de ver esas mismas orejas a los jueces.
No señor. Esto no puede terminar así.
viernes, 9 de enero de 2015
Alli donde nace la corrupción
La gran diferencia entre una dictadura y una democracia es que la dictadura no necesita de la
corrupción para que quien ostenta el poder lo haga de manera injusta. A ningún dictador le hace falta recurrir a la corrupción para enriquecerse, le
basta con modificar la ley para obtener lo mismo y de esa forma todo lo que
hace lo hace en un estado de derecho, que no es más que un estado donde se
hace cumplir la ley, sea esta justa o no.
Pareciese que ahora descubrimos la mayoría de los españoles que no todo lo que es legal nos parece ético. Incluso empezamos a pensar que hay algunas cosas que ni siquiera tiene sentido que sean legales ya que la línea de la ética la sobrepasan considerablemente y se pueden encontrar razones para convertirlas en delito.
Pues bien, hemos dejado con nuestra dejadez que robar el dinero de los contribuyentes no sea delito, hemos dejado que robar forme parte del estado de derecho así que no miremos a otra parte cuando buscamos responsables de que algunos chorizos no estén pudriéndose en la cárcel en vez de estar madurando con Jaguars en el garaje y selfies con políticos corruptos. Mirémonos el ombligo a ver qué encontramos. Encontraremos que hemos dejado que en la empresa de todos sea legal pagarse viajes a ver a la novia a cargo del dinero de todos los españoles. También hemos dejado que un partido político cuyos últimos 4 tesoreros han sido acusados e incluso sentenciados por corrupción siga siendo uno de los principales partidos políticos nacionales. Igualmente hemos dejado que con el dinero que se debía pagar la formación de los desempleados se costeasen putas, drogas y juergas, eso sin entrar en gastos menos vergonzantes pero no por ello menos ilegales a ojos de todos.
De todos menos de nosotros los españoles, que hemos visto como esas cosas sucedían y no hemos hecho nada.
Ya es hora de que hagamos algo. Digámonos las cosas a la cara, vayamos al espejo, miremos hacia la figura que éste nos devuelve y carguemos contra ella por las cosas que cualquiera que le conociese bien le podría echar a la cara. Sólo cuando hagamos ese ejercicio de purga podremos empezar a exigirles a los demás que sean verdaderos ciudadanos de un estado democrático.
Pareciese que ahora descubrimos la mayoría de los españoles que no todo lo que es legal nos parece ético. Incluso empezamos a pensar que hay algunas cosas que ni siquiera tiene sentido que sean legales ya que la línea de la ética la sobrepasan considerablemente y se pueden encontrar razones para convertirlas en delito.
Pues bien, hemos dejado con nuestra dejadez que robar el dinero de los contribuyentes no sea delito, hemos dejado que robar forme parte del estado de derecho así que no miremos a otra parte cuando buscamos responsables de que algunos chorizos no estén pudriéndose en la cárcel en vez de estar madurando con Jaguars en el garaje y selfies con políticos corruptos. Mirémonos el ombligo a ver qué encontramos. Encontraremos que hemos dejado que en la empresa de todos sea legal pagarse viajes a ver a la novia a cargo del dinero de todos los españoles. También hemos dejado que un partido político cuyos últimos 4 tesoreros han sido acusados e incluso sentenciados por corrupción siga siendo uno de los principales partidos políticos nacionales. Igualmente hemos dejado que con el dinero que se debía pagar la formación de los desempleados se costeasen putas, drogas y juergas, eso sin entrar en gastos menos vergonzantes pero no por ello menos ilegales a ojos de todos.
De todos menos de nosotros los españoles, que hemos visto como esas cosas sucedían y no hemos hecho nada.
Ya es hora de que hagamos algo. Digámonos las cosas a la cara, vayamos al espejo, miremos hacia la figura que éste nos devuelve y carguemos contra ella por las cosas que cualquiera que le conociese bien le podría echar a la cara. Sólo cuando hagamos ese ejercicio de purga podremos empezar a exigirles a los demás que sean verdaderos ciudadanos de un estado democrático.
jueves, 8 de enero de 2015
No demos a Dios lo que es del Cesar
A raíz del atentado sucedido entorno al Charlie Hedbo estoy leyendo comentarios dirigidos a señalar a los dirigentes políticos pero especialmente religiosos, como los responsables últimos de lo sucedido, como si de un problema de manipulación de masas se tratase. Conviene recordar que en ciertas sociedades, política y religión siguen teniendo una estrechísima relación hasta el punto de que es la religión la que marca las decisiones gubernamentales más cotidianas.
Todas las religiones antiguas tienen preceptos que son contrarios a la actual forma de entender el mundo, incluida por supuesto la cristiana, y normalmente no pasa nada especial por ello. El problema nos llega cuando unos pocos deciden que la mejor manera de conseguir sus propios objetivos es la de convencer a todos los demás de que en los preceptos religiosos se encuentra la justificación para todo, incluido cualquier acto violento.
De las religiones antiguas más seguidas en la actualidad las únicas que aun contemplan abierta y públicamente esa justificación son la musulmana y la judía. No hacemos bien al cerrar los ojos a esta realidad creyendo que si actuamos contra ella estaremos cometiendo un acto de xenofobia. Si somos suficientemente adultos para darnos cuenta de si descuidamos nuestras obligaciones como ciudadanos a la hora de involucrarnos en la política del país deberíamos serlo igualmente para saber que debemos posicionarnos con respecto a estos asuntos y, si llega el caso, corregir a quienes están actuando violentamente justificando sus actos en su religión.
Cada vez estoy más convencido de que la acciones que hace tiempo algunos gobiernos impusieron y que fueron criticadas por otros como prejuicios religiosos, tales como prohibición del velo en lugares públicos, prohibición del velo en los colegios, prohibición de las ablaciones... todas ellas están justificadas, y lo que es más, son absolutamente necesarias. Una cosa es respetar las creencias religiosas y otra distinta es aceptar que es juicioso aceptar cualquier precepto religioso, incluido los que afectan a alguien más que a uno mismo. Si una creencia sobrepasa el ámbito de lo privado para saltar a lo público tiene todo el sentido que sea la sociedad la que de su visto bueno a la decisión de permitir poner en práctica dichos preceptos religiosos. Es en ese momento en el que vemos que, dado que sociedad somos todos, es necesario que todos nos involucremos en respetar cualquier creencia al tiempo que, si es necesario, hagamos el mismo esfuerzo en corregir cualquier hecho que la sociedad no acepte de buen grado.
Sí, son unos pocos los que manejan los hilos de las religiones, son pocos los que manipulan a las masas, pero éstas son formadas por millones de personas, todos nosotros, que deberíamos comportarnos como personas racionales que somos, actuar en consecuencia y combatir las soflamas que están llevando a unos ya no tan pocos a matar según su criterio. Que nadie escurra el bulto en algo tan importante como esto, sí, unos pocos manipulan pero los tiros los dan los manipulados y nos los dan al resto que no estamos respondiendo como deberíamos. Al Cesar lo que es del Cesar, a Dios lo que es de Dios.
Todas las religiones antiguas tienen preceptos que son contrarios a la actual forma de entender el mundo, incluida por supuesto la cristiana, y normalmente no pasa nada especial por ello. El problema nos llega cuando unos pocos deciden que la mejor manera de conseguir sus propios objetivos es la de convencer a todos los demás de que en los preceptos religiosos se encuentra la justificación para todo, incluido cualquier acto violento.
De las religiones antiguas más seguidas en la actualidad las únicas que aun contemplan abierta y públicamente esa justificación son la musulmana y la judía. No hacemos bien al cerrar los ojos a esta realidad creyendo que si actuamos contra ella estaremos cometiendo un acto de xenofobia. Si somos suficientemente adultos para darnos cuenta de si descuidamos nuestras obligaciones como ciudadanos a la hora de involucrarnos en la política del país deberíamos serlo igualmente para saber que debemos posicionarnos con respecto a estos asuntos y, si llega el caso, corregir a quienes están actuando violentamente justificando sus actos en su religión.
Cada vez estoy más convencido de que la acciones que hace tiempo algunos gobiernos impusieron y que fueron criticadas por otros como prejuicios religiosos, tales como prohibición del velo en lugares públicos, prohibición del velo en los colegios, prohibición de las ablaciones... todas ellas están justificadas, y lo que es más, son absolutamente necesarias. Una cosa es respetar las creencias religiosas y otra distinta es aceptar que es juicioso aceptar cualquier precepto religioso, incluido los que afectan a alguien más que a uno mismo. Si una creencia sobrepasa el ámbito de lo privado para saltar a lo público tiene todo el sentido que sea la sociedad la que de su visto bueno a la decisión de permitir poner en práctica dichos preceptos religiosos. Es en ese momento en el que vemos que, dado que sociedad somos todos, es necesario que todos nos involucremos en respetar cualquier creencia al tiempo que, si es necesario, hagamos el mismo esfuerzo en corregir cualquier hecho que la sociedad no acepte de buen grado.
Sí, son unos pocos los que manejan los hilos de las religiones, son pocos los que manipulan a las masas, pero éstas son formadas por millones de personas, todos nosotros, que deberíamos comportarnos como personas racionales que somos, actuar en consecuencia y combatir las soflamas que están llevando a unos ya no tan pocos a matar según su criterio. Que nadie escurra el bulto en algo tan importante como esto, sí, unos pocos manipulan pero los tiros los dan los manipulados y nos los dan al resto que no estamos respondiendo como deberíamos. Al Cesar lo que es del Cesar, a Dios lo que es de Dios.
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