Hambre. Y sed.
Hambre. Y sed. Y frio.
Hambre. Y sed. Y frio. Y miedo.
Mucho miedo.
De repente, Tierra.
El avistamiento lo anuncia a gritos una joven de ébano señalando el horizonte mientras se asegura de sostener a su bebé entre los brazos. La noticia hace que la barca se agite violentamente ante los nerviosos movimientos de los demás tripulantes. Aún a riesgo de ser detectados todos revientan su estado de tensión con gritos de alegría y sollozos. Aun están demasiado lejos, es noche cerrada y tan sólo se ven luces de lo que parece un pueblo pero no hay duda, es Tierra, la travesía del océano se está acabando.
El bebé de la joven tiene apenas tres semanas de vida, cuatro días los lleva en el mar. A la madre no le salieron bien las cuentas. Había calculado el viaje con la intención de que naciese en territorio español pero el parto se adelantó. Nadie de su familia sabe de su existencia y aunque hubiese querido pagar a alguien para que le dejase usar un telefono y dar la noticia, no hay quien recoja la llamada, nadie de su familia cuenta con un teléfono al que llamar. Pero eso ahora no importa. Están en una patera con otros 61 desamparados más, tan sólo a unos pocos kilómetros de las playas españolas.
Sabía que las posibilidades de llegar a Europa eran muy reducidas, pero ahora hay Tierra ahí delante.
Hambre. Y Sed. Y frio. Y mucho miedo. Pero Tierra.
- Tierra. Mira cariño, Tierra.
Y sin avisar Esperanza rompe a reír en brazos de su madre.
Este termina bien...o no...pero contiene Esperanza ;-)
ResponderEliminarMe gusta.
Sí, yo tengo la impresión de que termina bien. :)
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